¿Qué es?

Las obsesiones consisten en pensamientos o imágenes que invaden la mente o la corriente normal de pensamientos de una persona en contra de su voluntad. Las obsesiones causan malestar e incomodidad tan grandes que la persona siente que debe hacer algo para detenerlas, y así recobrar su tranquilidad, además de ser un impedimento para llevar sus rutinas diarias con normalidad. Es entonces, cuando surgen las compulsiones. Las compulsiones son comportamientos cuya finalidad es reducir el malestar que provocan las obsesiones. Por ejemplo: una persona piensa constantemente que se va a contaminar si toca determinados objetos (obsesión) y para liberarse de esos pensamientos lleva a cabo conductas de lavado de manos constante para liberarse de esos pensamientos (compulsión).

¿Por qué aparecen?

Las obsesiones tienen su origen en una incorrecta valoración de pensamientos intrusos normales. Los pensamientos intrusos son pensamientos desagradables que las personas hemos experimentado en alguna ocasión y que son completamente normales, como por ejemplo pensar en gritar en una reunión. Ante este pensamiento intruso solemos realizar una valoración correcta del pensamiento (por ejemplo: ¡Ostras que cosas se me ocurren!). Sin embargo, el problema aparece si realizamos una valoración inadecuada de ese pensamiento de forma reiterada, dándole importancia excesiva (¿Si lo pienso seré capaz de hacerlo? ¿Y si soy una persona que no sabe comportarse? ¿Y si un día lo hago y me despiden del trabajo?). Es entonces cuando el pensamiento intruso se convierte en obsesión y la persona se ve “obligada” a liberarse de esa ansiedad que le genera llevando a cabo algún tipo de comportamiento (compulsión) para reducir su ansiedad. Es en ese momento, cuando la persona siente erróneamente que puede “controlar” sus pensamientos a través de llevar a cabo compulsiones, y el problema tiende a mantenerse y agravarse.

Tratamiento

El tratamiento de las obsesiones se basa en dos principios. El primero es enseñar a la persona a realizar valoraciones correctas tanto de sus obsesiones como de las consecuencias que pueden llevarle la no realización de las compulsiones. El segundo es enfrentar a la persona a las situaciones que le generan ansiedad, a través de la exposición gradual a las mismas, dotándole de nuevas estrategias de afrontamiento. Cabe destacar que este problema se engloba dentro de los problemas de ansiedad, y que por lo tanto precisa de la evaluación de un profesional para poder llevar a cabo una intervención ajustada al caso y eficaz.