¿Qué es?

El miedo es la respuesta, principalmente motora,  ante uno estímulo externo que se presenta en nuestro ambiente.

Los miedos suelen ser frecuentes durante la niñez, y no revisten mayor gravedad debido a que suelen ser transitorios, leves y de carácter evolutivo. En ocasiones, estos miedos no remiten con la edad y es entonces cuando estos miedos pueden pasar a convertirse en fobias específicas.

¿Por qué aparece?

Los miedos aparecen principalmente por 3 razones:

  1. 1. Preparatoriedad de la especie humana: los seres humanos estamos biológicamente preparados para aprender este tipo de respuestas de miedo a estímulos que filogenéticamente han constituido una amenaza para la supervivencia (por ejemplo: miedo a la oscuridad porque nuestros antepasados podían ser presa fácil para los depredadores durante la noche).
  2. Predisposición biológica y psicológica: algunas personas son más vulnerables que otras a tener miedos. Esto explicaría que unas personas desarrollen posteriormente fobias y otras no.
  3. 3. Procesos de condicionamiento: la aparición de un miedo y persistencia de este en la etapa adulta (fobia), depende en última instancia de la experiencias, directas e indirectas, con el estímulo fóbico. Por ejemplo, si hemos visto como nuestros padres han evitado a los perros, nos han alertado de lo peligrosos que pueden ser y hemos evitado todo contacto directo con ellos, se puede desarrollar una respuesta fóbica ante los perros.

¿Entonces tengo miedo o fobia?

Hablamos de fobia, y no de miedo, cuando:

  1. 1. La respuesta es desproporcionada en relación al estímulo que tememos. Es decir, aunque el estimulo fóbico sea inofensivo o conlleve algunos riesgos, la activación psicofisiológica (activación de la tasa respiratoria, tensión muscular, sudoración, etc), conductual (evitarlo, escapar, etc) y cognitiva (pensamiento e imágenes mentales negativas).
  2. La respuesta es desadaptada: la alta intensidad de la respuesta causa malestar, preocupación, alteraciones psicofisiológicas (pesadillas, vómitos, temblores, etc) que interfieren en el estilo de vida y repercuten negativamente en el desarrollo personal, familiar, trabajo y/o relaciones sociales.

Tratamiento

Los miedos, al no considerarse un problema, no necesitan de una intervención psicológica. En cambio, si como ya hemos explicado, el problema es una fobia específica, sí que es importante comenzar con un plan de intervención psicológico.